La vida religiosa es una vida de renuncia: renunciamos a las cosas, las abandonamos y las dejamos ir. Para la mente mundana, “renuncia” puede sonar a querer deshacerse de algo, a condenar el mundo de los sentidos o a rechazarlo porque vemos algo malo en él. Pero la renuncia no es un juicio moral sobre lo que sea. Es un alejamiento de lo que complica la vida y la hace difícil, hacia la simplicidad última de la atención plena en el momento presente. Porque la iluminación es aquí y ahora; la Verdad es ahora. No hay nadie para convertirse en lo que sea. No hay nadie que haya nacido o que vaya a morir, solo hay este eterno ahora. Esta consciencia ahora, es con lo que podemos conectar, a medida que abandonamos las apariencias y las tendencias habituales, y tendemos hacia esta simple reflexión sobre el presente.
Ajahn Sumedho
Luang Por Sumedho (Ajahn Sumedho) was born in Seattle, Washington in 1934. After serving four years in the US Navy as a medic, he completed a BA in Far Eastern Studies and...
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